lunes, 7 de junio de 2010
La Bicicleta cambió mi vida.
Hace varios años atrás, quizás 5, un día iba para la playa de Puerto Plata por la Carret. Turística, y pude observar como un grupo de personas en bicicleta se dirigían para Puerto Plata, ya a la altura de Yásica. Y entonces por la mente me pasó, pero ven acá, esos tipos están locos. Esa fue una expresión que años más tarde la repetiría.
En Marzo del año pasado, tomé la firme decisión de bajar de peso, tenía 215 libras que para una persona de 5,6 de estatura era mucho. Comencé a buscar por cual área deportiva me inclinaría, en un pequeño listado que encontré en internet, pude apreciar que la natación, encabezaba la lista, seguido por el trotar o Jogging y luego el ciclismo. Me llamó la atención el ciclismo, y de inmediato me dirigí a buscar una bici. Velozmente alcancé mi alcancía y la rompí en dos para descubrir que en ella guardaba 6 mil pesos.
Grande fue mi decepción cuando llegue a una tienda de bicis y pregunté por una que me llamó la atención: 79 mil pesos !!!! pero bueno !! y qué bicicletas son estas? Oh oh!!!! Salí frustrado, cabizbajo y todavía no podía asimilar aquel precio, y aún resonaba en mi pensamiento cuando me dijeron que habían de hasta 300 mil. No lo podía creer.
En mis tiempos de adolescente una bicicleta era algo sencillo; la BMX era la preferida, yo una vez tuve una Chopper, con una ruedita pequeña delantera y una grande trasera, tenía un timón parecido a los que usan las motos Harley.
Me propuse orientarme en este mundo que desconocía, y grande fue mi sorpresa al descubrir la gran cantidad de modelos que existían, y los diferentes usos que tenían. Al cabo de casi una semana, vi en una tienda por departamentos una bici, se veía bonita y diferente, pregunté por el precio y me dijeron 3,500, una ganga. En verdad me sentí conforme pues se veía bien, aro 24, de color rojo brillante con suspensión delantera y trasera. Mi felicidad no duró mucho, a los dos días comenzaron a sonar una seria de piezas, y hasta pude darme cuenta que el aro trasero estaba desnivelado. La llevé a una tienda que queda cerca de donde vivo, Ciclón Bike, de Wendy Cruz, que por cierto es una gran persona. Allí seguí aprendiendo de el nuevo mundo que descubría. El mecánico muy amablemente me orientaba y yo como una grabadora, captando todo lo que me decía. A esta bicicleta al cabo de 30 días tuve que cambiarle la goma trasera y de una vez le puse un nuevo aro, esta vez de magnesio, le cambié el sillín, mejoré los frenos cantilever, cambié los pedales, las manecillas y los puños.
Luego de 60 días usándola ya estaba fascinado con mi nuevo mundo descubierto, podía hacer travesías de 8 y 10 kms. A medida que pasaban los días me enamoré del placer de rodar por las cercanías, contemplar los paisajes, sentir la brisa en la cara, y uno que otro insecto volador estrellarse contra mi. Supe lo que era un pescozón de un insecto en la cara y hasta par de mimes saboree en mis salidas matutinas. Pero lo que más me impresionó fue el bienestar que percibía durante el día. La mente se libera de las presiones diarias y los problemas cotidianos. Sentía como los jeans comenzaban a quedarme anchos, dormía como un bebé, ya no roncaba a media noche, y las escaleras para subir al 4to piso donde vivo ya no eran agobiantes.
Cuando salía por las mañanas, me topaba con uno que otro ciclista “uniformado”, los veía regios e imponentes en su andar, ni hablar de su velocidad al desplazarse y ni se diga su facilidad de vencer obstáculos. Un día en un colmado mientras compraba algo, se detuvieron 5 locos, parecidos a los que vi aquella vez rumbo a Puerto Plata, con cascos de forma extraña para mí, ropas llamativas de vivos colores con logos de marcas por doquier. Me animé a conversar con uno de ellos y una vez más encendí mi grabadora de información. En menos de 10 minutos aprendí tantas cosas básicas que parecía haber tomado un curso intensivo de ciclismo. En ese mismo momento también comprendí que mi bici según sus sabias palabras era algo pequeña para mi, y que su construcción era “Made in China”, lo que era algo no halagador, me ayudaron con varios consejos y hasta me indicaron la altura del sillín. Una vez en mi casa subí el sillín como me habían dicho. Y mi inmediata impresión fue “pero es que están locos, cómo rayos me encaramo yo ahí arriba? Si acaso puedo alcanzar el piso con la punta de los pies !!!! Como buen discípulo me incorporé en lo alto del sillín, con más temor que como aquel que anda en un vehículo sin frenos, pero al rodar varios cientos de metros comprendí que la postura era mucho mejor.
Un día donde Wendy, el mecánico me dijo, que esa bici no valía la pena invertirle, además cuando yo le exigiera, ella no iba a responder. En ese momento no comprendí tales palabras. Así que empecé una nueva búsqueda por una bici mejor. Por casualidad de la vida, un día pasé por el frente de Bici Mundo, y allí conocí al propietario, Sr. Jorge Blas, quien también me dio cátedras de ciclismo y yo con mi “grabadora” encendida.
Me mostró una bicicleta que según él era la ideal para mi, incluso hasta era “de mi size”. Me explicó abiertamente al mundo al que estaba ingresando, hasta la protección que había que usar (casco y pantalonetas o licras).
A la semana siguiente aparté la bicicleta; una Specialized Hardrock 2009, azul, una belleza. En internet decía que era para principiantes del MTB y que su “precio/peso” era la ideal. También adquirí un casco y par de licras, las cuales me ponía debajo de un pantalón corto, pues me sentía ridículo con algo tan pegado a mi cuerpo.
Cuando recibí la “especializada” lo primero que me asombró fue la ligereza que tenía comparada con la “Made in China”, por igual su rodamiento y suavidad al pedalear; me sentía como si hubiese cambiado de montar en un “concho de transporte urbano” a un Volvo, era simplemente asombroso.
3 meses de haber adquirido mi “especializada” ya podía montar 16 kilómetros sin problemas, podía llegar a Tamboril y Licey y volver fácilmente. Más adelante podía “montar” (palabra del argot del ciclismo, que para mi era lo mismo que pedalear) 22 y 26 kilómetros, era algo asombroso. Para cuando tenía 5 meses ya era capaz de montar 40 y 50 kilómetros. Ya me estaba entrando una etapa en la que comía más saludable y pensando en la energía que tenía. Me hidrataba el día anterior antes de una salida dominguera, la cual esperaba con ansias que amaneciera y ya sabía cómo administrar los piñones de mi bici, no cruzar cambios, limpiar la cadena y engrasarla nueva vez todas las semanas; ya me estaba “volviendo loco”.
Para esa fecha había un cambio significado en mi cuerpo, la barriga estaba desapareciendo, mi resistencia aumentaba, la gente me preguntaba que hacía para lucir así, habían desaparecido los dolores de cabeza y espalda, había perdido 15 libras.
A los 6 meses, exactamente el 24 de Septiembre, tuve mi primer gran reto de montar 80 kilómetros, (Santiago-Salcedo). A partir de ahí comencé a tener síntomas de “demencia ciclística”, una rara enfermedad atribuida a unas benditas hormonas (endorfinas) y que su función es hacer que pienses en la bici, que ansíes salir a pedalear la mañana siguiente, y cosas por el estilo que para una persona normal no van de acuerdo.
Ya tengo 9 meses “enganchado” al ciclismo, tengo toda la indumentaria de un ciclista; casco, licras con sus protectores, chaquetas multicolores con sus logos, guantillas, un velocímetro, bulto debajo del asiento para el tubo de repuesto, un Camelbak con todo lo necesario para “pasar trabajo con estilo”, hasta un pequeño botiquín de primeros auxilios, y toda la información pertinente a mantenimiento de la bici, así como también de nutrición y consejos de profesionales para mejorar el rendimiento.
Mi pasión eran los aviones militares, soy coleccionista de modelos a escala, libros por montón de datos técnicos sobre aviación, hasta escribí un libro sobre aviones.
Ahora mi pasión ahora es el ciclismo de montaña, todavía no he “salido a montear” o trillar con grupos, pues estoy ganando confianza a la bici para pasar a los “clips”. He recorrido hasta el 2 de Junio de este año 4,700 kilómetros. He perdido 33 libras. He “montado” rutas de 120 kilómetros. Es común decirle a alguien común “estuve allí” en San Víctor, Moca en bicicleta”, y te miran con cierta forma de incredibilidad. Ya las distancias de 40 kilómetros se hacen cortas. Ya conozco de marcas de bici, de sus componentes, de su peso, etc. Estoy inmerso en un mundo diferente, lleno de vida y salud, no le temo a el sol, pero me protejo, ya tengo “las marcas del ciclista” en las piernas por el bronceado que dejan más arriba de la rodilla las licras. Hasta mi esposa “se envenenó” por el ciclismo, monta en las tardecitas o en la mañana para mejorar su salud o mantenerse en forma. Un día me acompañó a San Víctor, pues tuve que comprarle una usada en buen estado, porque con mi bici soy celoso.
Me estoy preparando para poder asistir el año que viene en Enero a el Tour del Sufrimiento”, todo un reto personal para mi. Cuando vi las fotos en la página de MTB Dominicana, no sabía que en este país había lugares tan bellos; simplemente me salieron par de lágrimas, no por la tristeza sino de alegría el saber que un grupo de personas, sin prejuicios de clase social o religión, tienen la fortaleza y el valor de hacer un recorrido como ese, y del cual, me gustaría formar parte.
He notado que cuando salgo a pedalear y pasa otro ciclista, un saludo de palabras o gesto es de esperarse, y si estas parado por algún problema mecánico o un piche, no dudan en pararse o preguntar si necesitas ayuda. Entonces la bicicleta “une personas”.
Cuando subí por primera vez a La Cumbre, Puerto Plata, pude apreciar el bello paisaje, y estando allí, recordé a aquellos que hace varios años los vi pasar en bicicleta, y pensé, QUE ESOS TIPOS ESTAN LOCOS?, PUES YO TAMBIEN !!!
El ciclismo cambió mi vida para bien.
Dedico este crónica a todos los ciclistas profesionales, a los organizadores de eventos, a los grupos de MTB, a los amateurs, y todo aquel que sienta pasión por andar en bicicleta y disfrutar del placer de avanzar. Y a todos aquellos que quieren hacer un cambio en su vida para bien. Que Dios les bendiga.
Sinceramente,
Rodolfo J. Biel
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Excelente tu cronica y como nos vamos adentrando en el mundo del ciclismo. Espero que un dia de estos nos encontremos por alguno de estos caminos para felicitarte personalmente.
ResponderEliminarSigue firme en tu BICI y sigue escribiendo.
Walter A. Schott
QUE MOTIVADORA Y ELOCUENTE HISTORIA SEÑOR RODOLFO. LE ASEGURO MUCHOS QUERRAN SEGUIR SU EJEMPLO. CREO QUE ES BUENO QUE LAS PERSONAS QUE TENGAN ALGO QUE CONTAR DE ESA MAGNITUD, LO HAGAN. ASI PUEDEN DE UNA FORMA INDIRECTA AYUDAR A MUCHOS ORGANIZAR SU SALUD. GRACIAS POR COMPARTIR SU HISTORIA.
ResponderEliminarGracias por compartir su experiencia, de hecho se la envie a un amigo que se inicia en estos menestere y usted no se imagina el impacto que le ha causado su texto, creo por lo que me agradecio que va por su mismo camino, le aseguro que el sera un reflejo de usted, gracias mil y ojala encontrarnos algun dia, poderle estrechar su mano y darle un abrazo. Gracias por el estimulo Sr. Rodolfo.
ResponderEliminarFelipe.
Me alegra mucho leer esta crónica, y sentir que te he ayudado a encontrar tu bienestar y salud, pero lo más importante es saber que estas satisfecho por el cambio que ha experimentado tu vida con el ciclismo de montaña, gracias por apreciar nuestra asesoría gracias por elegirnos y gracias por compartir tu experiencia con los demás.
ResponderEliminarJorge Blas Díaz
BiciMundo
Estoy en la etapa que he descubierto un mundo en el cual me quiero quedar! Tengo una muy linda bici pero próximamente quiere cambiarla y seguir mejorando! Me encanto el post! Gracais
ResponderEliminarMe encantó tu historia. A mi la bici también me cambió la vida, y también sufro de "demencia ciclista". Gracias por compartir ❤️
ResponderEliminar